Misterios de los
medios gráficos, pobre Sergio Daniel. Antes de ser candidato a Gobernador de la
mano de su ahora ex amigo George Peter, era un ilustre desconocido para la
prensa entrerriana, a tal punto que nadie acertaba a escribir bien su apellido
y ponían cualquiera (“Uribari”, “Urribarren”, etc.) Bueno, pasaron los años y
ahora deberá pagar otro derecho de piso con los medios “de ajuera”,
especialmente los porteños, ni siquiera los alcahuetes K de Rosario/12 saben escribir su apellido.
Dicho sea de paso ¿no saben que acá se lo nombra como potencial candidato a
vice de la Cris, chee?
Ay, con esta
manera de informar uno nunca sabe qué pasó realmente. Si en un párrafo me dicen
una cosa y en otro otra ¿cómo hago para saber cómo está Enrique Glezer, eh?
¡Cuándo,
mi vida, cuándo!
¿El lunes 7 o el martes 8? ¿Cuándo será el
día, pregunto cuándo?
Digresiones, claro. Como los entrerrianos
nos comemos las eses tan seguido, por ahí las agregamos donde no van...
Hace
algunos años había un grupo “Apellidos” que se dedicaba a juntar las
curiosidades vinculadas con los apellidos y los oficios. Si sigue existiendo,
avísenle que al spot de Greenpeace contra el calentamiento global, lo dirigió (coherentemente,
reconozcámoslo) Juan Taratuto. ¿Es necesario agregar algo más?
En el camino a Banco Pelay hay varios de
éstos. Quien los detecta no puede evitar recordar a Miguel Hernández (“Porque
soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida”). Quizás es hora de que Arbolado Urbano los señalice.
Es que son todo un símbolo: los han talado, los han pintado de blanco como si
de sepulcros se tratara, los han dado por muertos. Pero reviven, largan brotes
y se presentan a la vista de quien los advierte, como un raro signo de la
potencia de la vida. Pese a todo lo que le han hecho, insiste en pervivir y
crecer. Y nada menos que en Banco Pelay. ¿Será una metáfora, un juego de
símbolos, un anuncio de lo que alguna vez vendrá?
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